Roma, nostalgia de
futuro
Como
gladiadores romanos nos besamos en el Coliseo...llovía, pero no nos mojábamos, ¿te
acuerdas?. Y, ¿recuerdas ese cappuccino carísimo que nos tomamos en una terraza
cerca de la Piaza di Spagna?. Fuiste al servicio al menos dos veces, pagamos, y
tras cruzar tres calles al fin caíste en que no me reía por un chiste si no por
el bigote de cappuccino que tenías desde la cafetería.
Cómo
demonios podía estar tan rico aquel helado, con el calor que hacía, ir al
Vaticano con un helado más grande que tu fue la mejor idea del mundo y lo mejor
es que a los dos se nos ocurrió a la vez pero esperábamos que el otro lo dijese
porque acabábamos de comer pizza en Il Gallo Rosso, y empezaba a parecer que
solo habíamos ido a Roma a comer y besarnos.
Cómo
nos reímos tratando de imitar a todas y cada una de las pinturas y esculturas
del Vaticano, y que calladito me quedé y te quedaste cuando entramos en la
capilla Sixtina, casi nos daba miedo susurrar pero aún así nos cogimos la
manita como impresionados, recuerdo que a esas alturas el dolor de pies casi se
había pasado.
Recuerdo
las sábanas de la cama del hotel, y la lasaña que quemaba más que el infierno,
ese pub extraño en el que entraste corriendo porque te hacías pipí por
decimoctava vez en el día, como fingiste que la Bocca della verita te comía la
mano, y yo hasta me asusté una micra de segundo y tú te reíste de mí. Recuerdo
como te daba el sol en los ojos en la terraza del hotel, y recuerdo lo caro que
fue el taxi, recuerdo un "te quiero" o dos en el Panteón y en
cualquier lugar. Recuerdo el foro romano y como casi morimos de risa al
encontrar la "Via della Madonna dell' orto", recuerdo tu olor y el
sabor de cada beso, recuerdo el atardecer del Tiber con tu pelo al viento, los
tres euros por botella de agua en la Fontana di Trevi, tu bailando sin motivo
contenta como una pascuas, los vendedores de rosas, de paraguas, de postales,
tus cancionzuelas, nuestros chistes absurdos, el gorro horrible que te
compraste, de nuevo las sábanas, pero esta vez de hostal, el último día,
pobretones como ratones.
Y
nuestro último día solo para nosotros y allí, buscando jardines y sol, sol y
nosotros, por los jardines de la villa Borghese, donde los guardias casi
nos echan no una, sino dos veces...el Jardín de los naranjos, tu piel, la caída
"tonta" en los empedrados del Trastévere, el último atardecer
abrazados, el tren de cercanías, el avión, volver, despertar...
Nostalgia
del pasado, de Roma.
Roma
en el futuro, en el pasado, ahora.
Recuerdos
cargados de nostalgia, nostalgia que quiere ser recuerdo.
Roma,
nostalgia de futuro.
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