El crucero
Teniente, de
convicciones férreas y paso firme,
embarcado en
una travesía sin destino,
cumpliendo con
lo que debe,
pese a lo que
cueste.
Mares, puertos
y barcos,
ahora son
todos fantasmas,
ahora no son.
Navego a la
deriva,
en un mar de
muerte,
acompañado,
pero solo.
Las luces de
los faros se extinguieron,
las ideas se
olvidaron,
el barquero
dejó de remar,
y el río nunca
llegó al mar.
Navego, en un
gran crucero,
con dos
hermanos y un muerto,
navego a
contracorriente,
con Caronte
presente.
Mares, puertos
y velas,
ahora son todos
olvido,
ahora son sólo
fantasmas.
(Inspirado en
"El Gran Crucero" de David Mena).
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