jueves, 10 de julio de 2014

A un millón de grados (Verano II)




A un millón de grados (Verano II)



A un millón de grados, y no solo de verano,
sino de infierno.
Palpitando sobre calzadas hirvientes.
Aterido al suelo se encuentran corazones.
A mil quinientos grados centígrados sobre el asfalto,
no hablo de calor, si digo que estoy quemado.
Cerca de la fundición del plomo,
con materia gris en las sienes y en los tímpanos,
y un ardiente deseo de desear.
A casi treinta y cinco grados de buena mañana,
y con las moscas revoloteando mis ideas,
como buitres a escala,
rondando,
esperando.
Aguardando a que, mis ideas,
se desplomen sobre el asfalto.
para posarse en ellas,
Para alimentarse de ellas,
para transformar pensamientos livianos,
en mierdas pesadas.
A un millón de grados nos vuelven mierda,
mientras soñamos con bombones.
A treinta y un años de la línea de salida,
la línea de llegada se presenta lejana.
Más cerca de mierda que de bombón,
más cerca de secarnos que de derretirnos.
Licor de alta gama se vierte en nuestros ojos y,
empalagados nos empachamos y detenemos.
Cargado de azúcar en los labios detengo mis pasos,
y mis palabras.
En cualquier charco el calor es menor.
Y, a un millón de grados,
más que verano,
siento infierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario