sábado, 15 de octubre de 2016

El vivo



El vivo



Suelo,
cada noche de cada día,
a eso de la hora menos pensada,
buscar en la red,
o donde pueda,
lo más actual para escribir sobre ello.
Y suele ser triste,
desalentador y,
doloroso.
Suele implicar muerte,
y sin duda,
desgracias.
Y pienso,
que,
aunque en el dolor de otro,
se encuentre la exaltación de la vida propia,
quizá es que sólo se habla del muerto.
Sólo,
se nombra la pena.
Pues la alegría no alegra y,
el vivo,
no sale nunca en la foto...

domingo, 11 de septiembre de 2016

Todos engañados





Todos engañados



Jóvenes duermen en cunetas
y yo,
Yo solo quiero cumplir más años.
Solo en casa,
lo que quiero ha muerto;
padres, hermanos, amigos...Ella.
Sin hijos,
solo,
viejo.
Un joven paga mi presente y espera su futuro.
y sueño con ganar el indulto con los años,
y que otro pague lo que yo ya pagué.
Más años,
más tiempo,
y al final solos.
Pirámide de mentiras que sustenta sueños falsos.
Pues nos ofrecen futuro en cadenas de presente.
Ancianos solos,
jóvenes encadenados,
y en medio,
comercio de carne.
Una lonja de ideales,
que vende sueños de futuro,
los subasta y convierte
en grilletes de presente.
Como siempre fue,
como fué en el pasado,
el viejo que quiere ser joven,
el joven que se sueña viejo,
y al final,
todos engañados.

jueves, 30 de junio de 2016

Poeta de guardia





Poeta de Guardia



Cuando crecen en mí las ganas de escribir poesía, me temo.
Temo el sabor metálico en el paladar.
Temo el vacío que acompaña a mis recuerdos.
Temo, profundamente, el silencio de mi memoria.
Y me atemoriza porque, en el dolor que me produce escribir,
en la desazón que me produce sentir lo que vierto en líneas,
en esa desesperanza de soledades y penas,
encuentro un supremo placer.
Pues, en el dolor masoquista de mi poesía se encuentran mis verdades.
Y, en cada una de esas grises verdades,
en cada uno de esos silenciosos y tristes debates, me encuentro.
Y cuando me encuentro; solo, gris, triste, destemplado y huraño...Soy.
Me añoro escribiendo a altas horas de la noche pero, cuando me encuentro así, más solo me siento, y más completo.
Soy lo que escondo entre renglones dolorosos nacidos de madrugada.
Soy lo que callo y lo que escribo,
soy lo que temo,
soy lo que no quiero ser.
Pues soy cobarde de boquilla,
y guerrero de corazón.
Valiente de día,
y poeta de noche.



lunes, 11 de abril de 2016

Valentía




Valentía



No existe mayor acto de valentía,
en este mundo cruel que,
asumir la realidad y,
saber que,
no perseguir tus sueños
es morir.



martes, 9 de febrero de 2016

Títere de boca cosida




Títere de boca cosida



Le cosieron la boca al títere,
porque no querían oír.
Le dejaron sin embargo los ojos bien abiertos...
Pudo ver así,
el indefenso personaje animado,
como encerraban a quién,
cada día,
le daba la vida.
No entendió nada,
pues a los titiriteros,
los encerraron otros manipuladores,
pero estos,
de personas.
Cómo si de un juego de muñecas rusas se tratase,
una mano atrapó a la otra,
y el pobre títere quedó suelto.
Lo cosieron la boca,
porque no querían que hablase,
y al callarlo,
y al matarlo,
le dieron vida.
Cortada la mano que lo mueve,
el títere,
en su mudo grito,
no callará...
Pues una boca,
silenciada a la fuerza,
a veces,
grita más.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Sin saber sus nombres




Sin saber sus nombres



En su nombre,
las cosas,
encuentran su sentido.
No es mesa si no la llamamos como tal,
ni silla,
silla es.
Por eso a uno de cada mil niños muertos,
con la cara enterrada en la arena,
o en el fango de una guerra,
nos gusta ponerle nombre.
Y lo llamamos Aylan por no llamarnos miserables.
Y lo llamamos Samuel por no llamarnos monstruos,
y la llamamos Shimah para concienciarnos de que seguimos siendo humanos.
Porque tras el escudo de un nombre,
un monstruo puede ser solo un enfermo,
o unos asesinos una minoría social,
o una mayoría en el poder.
En el sentido de cada nombre,
a cada cosa,
encontramos el sosiego.
Es por ello,
sólo por ello,
por ese sosiego,
que buscamos nombrar a lo innombrable;
como decir guerra,
y no llenarnos la boca de sangre y ceniza;
como decir hambre,
y no regurgitar nuestros pulmones.
como decir muerte y llamarla Aylan.
Y en la incertidumbre de la ausencia de nombre,
nos escudamos en números.
Nos encanta llamar Samuel o Shimah al primero,
para llamar Dos al segundo.
Pues no da pena si son mil,
la pena está en que tenga nombre.
Lloramos a los que conocemos,
pero en otras playas,
en otros fangos y,
en otras guerras,
en otros mares ahogados,
mueren cientos que no lloramos.
Y se van,
para siempre,
sin que nos importe,
sin que los recordemos,
y sin ni siquiera,
saber sus nombres.

miércoles, 6 de enero de 2016

El Devorador de Sueños





El Devorador de sueños



Teme,
querido amigo,
al monstruoso Devorador de sueños.
Ataja compañero por donde no se encuentre...
Pues se esconde en la mañana
y acecha tus noches.
¡Maldita vida!
Pues la sombra del monstruo te vigila.
Guarda tus sueños en cajón seguro,
o mejor llévalos a cuestas lejos de la cartera,
pero cerca del corazón.
Esconde los sueños bien abajo,
mejor que bajo la almohada,
pues lo que la vida te roba, devorando,
son los sueños.
Y te los cambia,
tus sueños,
a modo de Ratón Pérez del infortunio,
por dinero y tiempo.
Teme,
querido amigo,
al monstruo llamado vida...
Al monstruoso Devorador de sueños pues,
mientras proteges tu cartera y tu reloj,
será tus sueños lo que se lleve.