miércoles, 3 de julio de 2013

Nuevas palabras




Nuevas palabras


Un gemido lejano,
de llanto y crematorio,
de lápidas diáfanas,
un lamento que se encarama.
Que agarra los ribetes de mis arterias,
como un infarto,
como un cerrojo en el alma.
El silencio vuelve a ser la dama del tablero,
mientras que el rey tiembla pasito a pasito.
Rasgan torpes cuchillos las páginas vacías de mi escritorio,
y, tras las heridas abiertas en el papel, brotan fuentes de secas palabras.
No queda nada tras lo ya dicho,
solo recuerdos en forma de sentencias.
Ahora toca escuchar al pájaro en el yermo,
buscar la alondra en el apocalipsis,
la flor del desierto,
la Atlántida en forma de nuevos conjuros.
La calma tras la tormenta,
la sequía tras la lluvia,
y llegar de nuevo a lo que no se hizo,
para hacerlo.
Volver a empezar tras acabar,
porque lo que está hecho da paso a lo que queda por hacer,
y nuevos pasos, y nuevas caídas,
y nuevo vacío y silencio que llenar con ecos de fuego.
Con ecos de dolor y risas.
Rellenar edificios de sentimientos,
edificar cimientos en ideas,
y dejarlas crecer como una semilla,
esperando que,
al germinar,
brote el Árbol de la Vida.
Buscando el paraíso por medio de recorrer infiernos.
Crear a modo de dios beodo un nuevo mensaje,
un himno que rellene el vacío que sigue a la creación.
Y en algún momento del camino saber que todo lo que llene el vacío,
algún día terminará,
pues todo lo que acaba,
en cierta medida,
solo vuelve a empezar.

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