Temblarán
No es vacío,
es silencio,
es la calma
chicha antes de la tormenta,
es el rugido
de un pueblo,
es la
cosquilla inoportuna,
es,
el típico "tocamiento
de huevos".
No suenan
tambores de guerra,
pero retumban
los palos sobre la piel,
temblarán,
y no serán los
que reciben,
si no los que
dan,
temblarán.
Y no lo digo
con el valor del que hace,
si no con la
perspicacia del miope,
del que huele
la lluvia poco antes de la primera gota;
de hecho,
la perspicacia
del bobo,
porque no son
pocas las gotas que han caído ya.
Pasos en la
calle, millones de pasos,
carreras y
turbas,
personas
blindadas,
sangre,
la gente
aplastada contra el suelo,
pisoteados por
la injusticia,
que dá saltitos de alegría.
Y graznarán
los cuervos desde sus altas casas,
pero nadie
parará las torres humanas,
ningún balcón
quedará lejos de su alcance,
ningún cuervo
escapará,
ni si quiera
los buitres.
Y por más
gargantas que tratan de callar,
miles
gritarán,
y gritarán,
aunque sea un simple "hijos de puta",
pero gritarán.
Y cuando la
tormenta estalle,
cuando caiga
el chaparrón,
cuando los
cuervos graznen y los buitres estén atados,
cuando los
gritos quiebren el parlamento, las plazas,
el suelo y el
cielo entonces,
entonces sí
que temblarán.