domingo, 22 de junio de 2014

Acmé



Acmé


En el acmé de la desidia y la desesperanza,
muchos leerán en mis palabras acné,
a diferencia de acmé.
Pero no me refiero a pústulas ni yagas,
al menos no en la tez,
más bien gofos dirigentes a modo de secreciones de pus.
Será porque no lo ven y,
alguno,
porque no lo quiere ver,
o entender.
Amover un rey,
o un presidente,
amover ya.
Jipiamos como niños,
mientras bastardos viajan en sus haigas.
Bastardos sucios,
mamporreros de multinacionales,
orates,
facóqueros,
mandrias,
babosas execrables que,
aumentáis nuestras penurias
mientras exudamos las vísceras en un callejón.
Concupiscentes seres abyectos,
pronto acaecerá el infame final,
y alcanzará tanto a pisados como a "pisantes".
Y entonces, pediréis indulgencia
en vuestros mustios rostros de pisaverdes.
Y nos encontraréis, oblongos como paladines,
derribando a dioses paganos de sus palanquines.
Pues, la perfidia de de vuestra prosapia putrefacta,
estará llegando a su fin.
Pues sois patógenos y metástasis,
engendros de la peste más abominable,
y por ello,
debéis ser erradicados.
Y no remitiremos hasta que resarzáis vuestro mal,
o paguéis por ello.
¡Nos hallaréis ufanos sesgando vuestro dominio!
¡Aniquilándolo!
Y descubriréis en vuestro ya inevitable final,
en el acmé de vuestra desgracia,
que debisteis subvenirnos,
antes de forzarnos a subvertirnos.

miércoles, 4 de junio de 2014

Soy Rico




Soy rico



Soy rico.
Un rico que nada en nada,
que ahonda en su pobreza.
Un rico pobre,
pero no un pobre rico.
Eso no,
pues en mi coqueteo con la perdida de hogar,
en mi lucha contra la despensa a final de mes,
en mis faltas de pagos,
multas,
comunidades,
luces,
aguas,
deudas...
Enfangado entre hipotecas,
banqueros,
funcionarios y hacienda.
En mi falta de crédito,
en la piscina de faltas,
de impagos,
de carencias económicas.
En la necesidad de sustento ajeno,
en mi falta,
encuentro oro.
En forma de Pepita,
en forma de tía,
en forma de madre auxiliar.
En yucas y cervezas,
en familias cercanas,
que se acercan más,
que se convierten en;
madres, padres, hermanos...
En ayudas extrañas que se hacen cercanas.
En palabras de ánimo y apoyos lejanos.
En brazos amigos y amores de amor.
En parejas salvadoras,
y amigos súper héroes.
En soledades poco solitarias,
en gente de siempre,
nueva,
de nunca.
En ojos, bocas, dedos y hombros....
En tías, primos, amigos y hermanos...
En amor, en pareja...
Pero sobretodo en la pobreza,
en el silencio,
en la conciencia de la desdicha.
En los peores momentos,
en la soledad y el vacío...
En esos momentos,
con esa gente y,
a pesar de que caiga el chaparrón que caiga,
me recuerdo que,
aunque pobre,
soy rico.