¡EL
DÍA HA LLEGADO!
¡El día ha
llegado!
Murió Fingon,
en la Batalla de
las lágrimas innumerables.
Ya murió,
se olvidó el
honor,
y la espada se
quebró con la pólvora.
¡El día ha
llegado!
La experiencia
desperdiciada,
el amor pasado de
moda.
El respeto,
los años,
la vida,
despreciada.
Bastián cambiando
sus libros por juegos de consola.
¡El día ha
llegado!
En el que la
palabra de un hombre vale menos que su polla,
menos que sus
tetas,
y su coño.
El día ha llegado,
en que una foto,
se valora sobre
un cerebro…
Un comerrocas
devorado por la Nada…
Desidia…
Los padres son
historia,
las tradiciones
cadenas.
Los abuelos
pasado,
y del pasado se
pasa,
Somos el futuro,
somos kamikazes
ignorantes.
¡El día ha
llegado!
Con reinos de
putas,
y ladrones,
y bastardos.
Con torres de
Babel,
Sodomas,
Y Gomorras.
Un hada que
muere,
y el apocalipsis
patrocinado por el Corte Inglés.
Zorras
y tiburones,
y prisiones para
el hombre…
¡El día ha
llegado!
Y que desear la
muerte sea un premio,
Porque se sufre,
Y se ve sufrir.
Se calla y se
mira para otro lado,
y lo hacemos
todos los que vemos.
El tiempo de las
avestruces,
Somos dibujitos
animados,
Pero no somos el
Correcaminos, somos el Coyote y el yunque acecha.
Somos el puchero
que sale de lo que cagan los de arriba,
Pero con orgullo…
¡Mierdas orgullosas!
Como el señor
Mojón,
como auténticos
panolis,
¡Orgullosos
panolis!
¡El día ha
llegado!
Y las bolas de
dragón,
Ya no sirven para
nada.
La madre de
marco,
Ya murió.
Y Espinete no
existía en EEUU.
Los niños creen
en Sony.
Pero no todos,
algunos también
en Microsoft.
Y la fe es
ridícula,
da igual que sea
en uno mismo.
El respeto se
compra en McDonald´s,
mientras que los
vampiros son dorados a la luz del sol.
La belleza se
mide en operaciones,
o en cantidad de
polvos,
tiene sentido,
Ya que ahora,
Solo queda un
tipo de belleza.
¡El día ha
llegado!
En que la poesía
se compre al kilo, y,
el gramo de arte
tenga cuantía,
poca,
pero cuantía.
Julieta siendo la
reina de su esquina con el carmín corrido hasta la oreja.
En que se busque
contar lo que buscan
y no lo que se
quiera.
En que nada
importe…
Ni el respeto,
ni el honor.
Ni el sexo,
ni el amor.
Ni la fe,
ni el valor.
Ni las ideas,
ni los sueños.
Ni el arte,
ni lo sagrado.
Ni siquiera la
imaginación,
ni muchísimo
menos,
las personas.