Poema al miedo
La
soledad, te atenaza y arrastra, ¿no eres tú el que se sume en ella?
Una
llama, una luz en la sombra… Tinieblas…
La
pena, ella te sigue; es como una joroba, una deformidad, que en ocasiones gusta
llevar encima.
Un
candil, una página de un libro a oscuras, que brilla, que se muestra ante tus
ojos. Sombras sobre la luz de nuevo.
La
muerte; vieja enemiga que sigue las estelas de las familias con su segadora
mirada, ¿no es aún mi turno?
Un
sol, una nube oscura que da paso a un hermoso haz de luz… La negrura de nuevo.
Una
despedida, un adiós que no se volverá a repetir, un río que se seca y sin
embargo no para de fluir de unos ojos que sangran por el desespero… ¡Tengo
miedo de que mi presente pase a ser el pasado de un futuro no muy lejano!
Un
túnel con una luz al final, un faro que alumbra un negro barranco, una tenue
bombilla en una enorme habitación… ¡Ahí vienen de nuevo! ¡Tinieblas, sombra y
negrura! ¡Ansiedad!
¡Un
jadeo se repite en mis oídos, retumba por mi caja torácica, estremece mis entrañas
y quiebra mi alma! [Jadeo] Laten mis sentidos, veo mis manos, siento mi corazón… Y sin
embargo no cabe duda de que estoy muerto. Mis pies sobre un suelo efímero. No
pisan, no flotan, tan sólo parecen encajados en un fango que yo mismo he creado
en mi dolor. Me absorbe y atrae hacia el fondo sin mayor protesta por mi parte…
Una suave fogata alumbra en la lejanía… Es éste el lugar al que quiero volver.
Un fuego, algo de calor en un mundo escarchado, una suave letanía que me
permita tener un lugar al que volver… ¿Pero quiero volver a un lugar? Es eso lo
que añora mi alma, es eso lo que quiero…
Soledad
de nuevo… Mi hogar eres tú…No puedo volver a ti. Quiero volver a casa.
Tristeza,
melancolía… Frío. Un hogar tan sólo lleno de eco… Una ciudad callada, un tiempo
quieto y una vida sin sentido. Un camino sin retorno, con el único abrigo de la
nostalgia…
Ando
por la oscuridad a sabiendas de que la única luz que veo pronto se apagará.
Pronto, muy pronto andaré en silencio en las tinieblas… Mi esperanza, mi única esperanza
es sin duda el deseo de encontrar, al igual que tú lo hiciste un día, una nueva
luz que rija mi camino.
No
es rendirse, no es dejar de luchar. Es asumir que a veces la luz se apaga.
Ahora sólo me queda el miedo, el terror, la
angustia ante el hecho de que nunca supe ver la luz, siempre fui ciego. Y ahora
que te marchas, ahora que todo se acaba, ahora que la muerte viene a por
nosotros, sólo ahora sé lo ciego que he sido y seré…